Desde que se creó en 1934 para que el presidente de México habite con su
familia a lo largo de los seis años de su mandato, esta propiedad no
necesita más referencia. Desde allí se gobierna al país
No tiene timbre. La Residencia Oficial de Los Pinos tampoco cuenta
con un número en su exterior y mucho menos con un domicilio específico.
Desde que fue creada en 1934 para que el presidente de México habite con
su familia a lo largo de los seis años de su mandato, esta propiedad no
necesita mayor referencia. Es ahí desde donde se gobierna el país.
Y es que hablar de Los Pinos no es hacer alusión
simplemente a una casa. Al interior de este gran terreno –perfectamente
amurallado y custodiado por decenas de militares– se encuentran una
serie de estructuras residenciales y de oficinas que forman parte del
entorno del Jefe del Ejecutivo durante su administración.
Jardines, fuentes y lagos han sido testigos a lo largo de casi ocho
décadas de importantes episodios de la historia de México. Cada pared y
cada piso que conforman Los Pinos han visto pasar por lo menos a una
docena de familias presidenciales que, además de su nombre y apellido,
han dejado escritas un mar de historias.
Los orígenes de la Residencia Oficial
Luego de la Conquista de México por parte de los españoles, en el
terreno que ahora ocupa Los Pinos se construyó hacia 1550 un trapiche
donde se trituraba el trigo hasta convertirlo en harina. Debido a la
importancia de su producción pertenecía a la Corona Española y por lo
tanto este sitio fue nombrado como Molino del Rey.
Años más tarde, después de haber sido heredada de una generación a
otra a través de los mayorazgos, la propiedad pasó a manos de José María
Rincón Gallardo quien en 1853 vendió parte de los terrenos a un
acaudalado doctor panameño llamado José Pablo Martínez del Río
(1809-1882), quien construyó La Casa Grande. A decir del sitio oficial
de Los Pinos (www.lospinos.gob.mx)
“esa casa era tipo chalet estilo inglés con caminos franqueados por
árboles. Al paso de los años, se logró transformar este lugar en una
espléndida residencia con jardines, caballerizas, un estanque donde
había diferentes especies de peces, además de majestuosos gansos”.
En
el terreno donde actualmente se encuentran Los Pinos se localizaba el
rancho La Hormiga, propiedad de Nicolás Martínez del Río. Esta propiedad
fue expropiada en 1916 por el gobierno del presidente Venustiano
Carranza.
Según el libro Los Pinos: ésta es tu casa (publicado en 2002
por editorial Agueda para el presidente Vicente Fox) estos terrenos
luego pasaron a manos de José Miguel Pacheco quien construyó un rancho
al que nombró La Hormiga, “posiblemente porque se trataba de su
propiedad más pequeña, donde pasaba temporadas de descanso”. Con el
tiempo el predio rural se transformó en una magnífica residencia de
verano, cercana al entonces pueblo de Tacubaya, donde la burquesía de la
época comenzaba a levantar sus casas de campo.
La llegada de la clase política
Con la creación del Paseo de la Reforma que unía el Bosque y el
Castillo de Chapultepec con el resto de la ciudad, el rancho La Hormiga
quedó situado en un punto intermedio y, por lo tanto, estratégico para
el gobierno que en esos años buscaba un inmueble cercano al Castillo
–entonces residencia oficial del Presidente de la República– con el fin
de que fuera ocupada por el miembro del gabinete de más confianza.
En
1934 el presidente Lázaro Cárdenas del Río decidió no ocupar el
Castillo de Chapultepec, residencia de los anteriores gobernantes de
nuestro país, y se mudó con su esposa Amalia y su hijo Cuauhtémoc al
rancho La Hormiga, al cual le cambió el nombre por Los Pinos.
Esa ubicación fue lo que en 1916 llevó al entonces presidente
Venustiano Carranza a expropiar las tierras del racho a Nicolás Martínez
del Río. “El gobierno tenía necesidad de tomar posesión del rancho de
La Hormiga…”: fue el único argumento que se le ofreció al propietario,
según se documenta en la Enciclopedia de México, t.III, p. 547.
El primer funcionario federal que habitó La Hormiga fue el general
Álvaro Obregón, Secretario de Guerra y Marina en el gobierno
carrancista. Más tarde vivió con su familia Plutarco Elías Calles, quien
entonces ocupaba el cargo de Secretario de Gobernación.
Para
establecerse con su familia, durante su sexenio el general Cárdenas
mandó a construir una propiedad en el interior de Los Pinos, la cual fue
nombrada la Casa Lázaro Cárdenas.
Sin embargo, los afectados no se quedaron con los brazos cruzados.
Los Martínez del Río interpusieron todos los recursos legales para
recuperar lo suyo y, dos años después, en 1918, lograron que una
autoridad judicial enajenara el predio. Los descendientes comenzaron sus
pleitos intrafamiliares por lo que el asunto de la herencia se extendió
hasta febrero de 1923 cuando, después de un juicio testamentario, el
entonces presidente Álvaro Obregón autorizó la compra de la propiedad a
la familia.
En
la imagen se muestra una de las salas de juntas que durante el sexenio
de Vicente Fox se diseñaron en la Casa Miguel Alemán. Actualmente en el
Centro Fox existe una réplica de este espacio.
Para 1924 el general Manuel Pérez Treviño (Jefe del Estado Mayor
Presidencial en el gobierno de Álvaro Obregón) y su familia fueron
inquilinos del rancho, de ahí le siguió el general Joaquín Amaro
Domínguez, de 1925 a 1929, quien fungía como Secretario de Guerra y
Marina durante el gobierno del presidente Plutarco Elías Calles. El
sitio www.lospinos.gob.mx
señala que mientras Amaro Domínguez fue habitante de La Hormiga “se
construyeron las caballerizas, una alberca donde anteriormente había un
estanque, los frontones y el stand de tiro. También ordenó la
construcción de los campos de polo y del Campo Marte”.
Los presidentes sin castillo
Tras la llegada a la Presidencia de México del general Lázaro
Cárdenas del Río (1 de diciembre de 1934), el uso que hasta entonces
había tenido el racho La Hormiga se transformó. El nuevo mandatario
decidió no irse a vivir al Castillo de Chapultepec, como lo marcaba la
tradición, pues consideraba que era un lugar demasidado ostentoso. Así
que Cárdenas giró instrucciones a su equipo para que el recinto se
convirtiera en un museo al que pudiera tener acceso la ciudadanía.
En
1947 el presidente Miguel Alemán Valdés ordenó crear una nueva
residencia al interior del gran terreno. Sin embargo, la edificación de
la casa que lleva su nombre tardó cinco años en ser terminada, por lo
que el mandatario y su familia sólo la habitaron durate un año. Ahí
también vivieron ocho de los nueve siguientes presidentes priistas.
De inmediato, los secretarios del Presidente le ofrecieron diversas
opciones de entre todas las propiedades que tenía el gobierno. “El tata”
–como se le decía a Cárdenas del Río– eligió La Casa Grande del rancho
La Hormiga, un lugar que le atrajo por su ubicación dentro del Bosque de
Chapultepec.
Luego de ser reconstruído, pues prácticamente estaba abandonado, en
1935 el Presidente y su esposa, Amalia Solórzano de Cárdenas, llegaron a
vivir al rancho y el General decidió cambiar el nombre del lugar por
dos razones: la primera, porque consideraba que La Hormiga no era un
nombre acorde para la residencia de un Presidente y, la segunda, porque
le prometió a su mujer que cuando se convirtiera en mandatario, la casa
que compartieran llevaría el nombre del lugar de la huerta de Tacámbaro,
Michoacán, donde se conocieron. Fue como La Hormiga cedió el paso a uno
de los nombres más emblemáticos del país: Los Pinos.
Durante
su mandato de 1952 a 1958, Adolfo Ruiz Cortines giró instrucciones para
edificar una tercera casa donde se instaló con los suyos y actualmente
alberga el salón de “Los Presidentes”, el cual tiene imágenes de los
Jefes del Ejecutivo que han ocupado Los Pinos desde 1934.
“La reparación de la casa fue costosa –dice el libro Los Pinos: ésta es tu casa–
y señala que “además de la casa habitación (que lleva el nombre Lázaro
Cárdenas), se instalaron oficinas situadas en la escuela de tiro; la
alberca con baños y vestidores y el acceso a la casa por la calzada de
Molino del Rey también fueron reconstruidos”.
Manuel Ávila Camacho (que gobernó de 1940 a 1946) fue el segundo
presidente de la República que vivió en la nueva morada. Casado con
Soledad Orozco y sin hijos, antes de instalarse en la Residencia
Oficial, desde su casa particular en las Lomas de Chapultepec la pareja
presidencial ordenó hacer algunas modificaciones para adaptarla a sus
necesidades.
La influencia francesa
Cuando el presiente Miguel Alemán Valdés llegó a Los Pinos, en abril
de 1946, decidió hacer un cambio radical al lugar donde dormiría con su
esposa Beatriz Velazco y sus hijos. El Primer Mandatario comisionó al
arquitecto Manuel Giraud Esteva para que inciara el proyecto de una
segunda casa dentro de la propiedad. El proyecto original fue modificado
por el ingeniero Fernando Parra Hernández hasta dar paso a una mansión
estilo francés de 5,700 metros cuadrados. Su distribución fue en tres
niveles: en la parte superior se construyeron las habitaciones de la
familia; en la planta principal se instalaron los salones oficiales y en
el sótano, salas de juegos y fiestas.
Tras
la llegada en el año 2000 del primer presidente panista, Vicente Fox
Quesada, la Casa Miguel Alemán fue adaptada para oficinas. Aquí el
recibidor de la propiedad estilo francés que tiene 5,700 metros
cuadrados.
En el texto de Víctor Hugo Rodríguez, publicado en Los Pinos: ésta es tu casa, se
describe la decoración que eligieron los Alemán para su nuevo hogar:
“Los muebles se buscaron entre lo mejor del estilo imperial afrancesado;
otros se adquirieron en Querétaro y Guanajuato; algunos más se mandaron
a hacer ex profeso en los estilos Luis XV y Luis XVI, entre ellos las
cómodas de Boulle, las cuales fueron traídas de Francia; esculturas de
bronce y mármol de Carrara, porcelanas de Sévres, de Meissen y de
Limoges, candiles de cristal checoslovaco, así como piezas de talavera
de Puebla y muebles tallados de marquetería fueron traídos a la casa
presidencial”.
Pero la construcción y decoración de la nueva residencia –que lleva
el nombre Casa Miguel Alemán– se llevó cinco años para ser concluída,
por lo que la familia presidencial sólo pudo disfrutarla durante un año,
hasta 1952, cuando finalizó ese sexenio.
Los habitantes de la Miguel Alemán
El presidente Adolfo Ruiz Cortines (Primer Mandatario de 1952 a 1958)
tardó casi un año en mudarse a Los Pinos con su segunda esposa María de
los Dolores Izaguirre. La leyenda cuenta que el político priista
“siempre vio con animadversión” la Residencia Oficial, por lo que al
llegar al territorio presidencial ordenó la construcción de una tercera
casa, la cual actualmente lleva su nombre y alberga, entre otros
espacios, el salón “Venustiano Carranza” utilizado para eventos, así
como el salón “Los presidentes”, el cual cuenta con una galería de
retratos de cada uno de los gobernantes que han habitado esa propiedad.
En
el primer piso de la Casa Miguel Alemán se localiza el comedor oficial,
donde el Presidente recibe a embajadores, gobernadores, empresarios e
intelectuales. Tiene capacidad para 30 personas.
Los siguientes presidentes de México, provenientes del PRI, que se
instalaron en Los Pinos regresaron con sus respectivas familias a
habitar la Casa Miguel Alemán, donde cada uno hizo los cambios que
consideraron pertinentes para “sentirse como en casa”. A excepción de
Adolfo López Mateos (1958-1964) –quien nunca se mudó de su residencia
particular en San Jerónimo–, Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), Luis
Echeverría Álvarez (1970-1976), José López Portillo y Pacheco
(1976-1982), Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988), Carlos Salinas de
Gortari (1988-1994) y Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000) pasaron
los días y las noches de sus sexenios en las antiguas tierras de La
Hormiga.
El PRI y el PAN, juntos pero no revueltos
Con la llegada del Partido Acción Nacional (PAN) a la Presidencia de
la República en 2000 hubo otro tipo de cambios en Los Pinos. El
presidente Vicente Fox Quesada decidió que la Casa Miguel Alemán, donde
por tradición habían vivido los presidentes priistas, era un espacio
demasiado grande e innecesario para habitar con sus cuatro hijos y su
esposa Marta Sahagún, por lo que ordenó que ahí se instalaran oficinas,
entre ellas su despacho y sala de juntas. Mientras que como casa
habitación Fox escogió una propiedad más pequeña, de las conocidas como
“Las Cabañas”, también construídas al interior de la Residencia Oficial.
En
la planta principal de la Casa Miguel Alemán también se encuentra la
oficina del actual Presiente de la República, Felipe Calderón Hinojosa.
Diariamente aquí se toman las decisiones más importantes del gobierno de
México.
En el año 2006, cuando el presidente Felipe Calderón Hinojosa
–también del PAN– llegó al poder, optó por seguir la línea de su
antecesor y se fue a vivir a otra de “Las Cabañas” de Los Pinos.
Actualmente en la Casa Miguel Alemán se encuentra el despacho del
Presidente, El Salón Blanco (el principal de recepción), la biblioteca
José Vasconcelos y un comedor con capacidad para 30 personas, entre
otras oficinas.
La
calzada de los Presidentes se localiza en los jardines de La Residencia
Oficial de Los Pinos. En ella hay estatuas de bronce de los mandatarios
que han habitado este lugar.
En vísperas de la llegada del virtual presidente de México, Enrique
Peña Nieto, –el próximo 1º de diciembre de 2012–, se despierta el
interés por saber si en este regreso del PRI a Los Pinos está incluído
que la nueva familia presidencial vuelva a ocupar la Casa Miguel Alemán
donde, por tradición, han vivido la mayoría de los presidentes priistas
de los últimos tiempos.
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