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lunes, 24 de noviembre de 2014

Los 5 Rincones mas Secretos y Mágicos de México!!



Nuestra tierra mexicana parece reinventarse en cada lugar nuevo ante nuestros ojos. Aquí cinco rincones secretos, mágicos y sorprendentes que seguramente te encantará conocer.

Las esferas gigantes de Ahualulco

Un gran secreto rodea el origen de más de  mil “bolas” semienterradas cerca del modesto pueblo de Ahualulco, en Jalisco. Un paisaje de esferas que parecen seguirse una tras otra a lo largo de la Sierra. A 2,100 metros de altitud, se presenta un cementerio de esferas de basalto y arenisca de entre 1 y 5 metros de diámetro. Un enigma que duerme a las faldas de los cerros Agua Blanca y Piedra Bola.
Cuenta la leyenda que fueron “gigantes” quienes pulieron las esferas para resguardarse de todos los males; otros, que fueron bolas de lava lanzadas de la boca de un volcán. Los años han pasado y todavía no se llega a una explicación convincente de cómo se formaron estas extraordinarias figuras de piedra. Un espectáculo de la naturaleza que sigue sorprendiendo a quienes llegan a admirarlo tras 6 horas de camino a caballo.


Las siete luminarias de Valle Santiago

En una pequeña población de Guanajuato se encuentra uno de los lugares más enigmáticos donde lo real puede parecer ficción. Se trata de Valle Santiago, un pintoresco pueblo que guarda celosamente siete cráteres volcánicos en un área de 20 kilómetros cuadrados. Dichos cráteres —que en realidad son más de siete— debieron haber iluminado la zona de una manera majestuosa cuando estuvieron en actividad, de ahí el nombre de “luminarias”.
Cada uno de estos hoyos mágicos tiene un uso distinto: La alberca, tiene 750 de diámetro y una profundidad desconocida. Se dice que sus aguas tienen comprobadas propiedades dermatológicas. En el Rincón de Parangueo, al que se llega a través de un túnel, se han encontrado pinturas rupestres, además de ser lugar fértil para la reproducción del mosco manso, que se exporta a Alemania como alimento para aves.
Leyendas y mitos caen sobre este singular paraje, sin duda, una opción distinta que bien vale la pena conocer.



Las Dunas de Samalayuca
Increíble paisaje de arena que se asemeja a un desierto de Oriente. A tan solo 50 kilómetros de Ciudad Juárez, Chihuahua, se halla uno de los paisajes más insólitos de México.
Más de 150 kilómetros cuadrados de arena blanca y dorada que bailan al ritmo de un viento norteño. Ha sido escenario perfecto para muchas películas. Las Dunas de Samalayuca es realmente un destino obligado para quienes buscan la diversidad. Increíbles carreras de sandboarding o de bicicleta de montaña se llevan a cabo cada año en este exótico mar de arena. En 2009 se decretó área protegida de flora y fauna a los Médanos de Samalayuca.


Piedras Encimadas

Explicarse la posición de estas gigantes rocas y su increíble equilibrio es razón de más para visitar el Valle de las Piedras Encimadas. Ubicado muy cerca de Zacatlán, Puebla, este lugar ofrece una de las vistas más curiosas e inexplicables.
Caminar por este valle nos hace pensar en lo imponente de la naturaleza. Estas esculturas de piedra son producto de la erosión de casi mil años, y forman caprichosas imágenes, gigantes petrificados que vigilan día y noche su bosque de pinos. Las rocas están colocadas una sobre otra sin posibilidad de desplome, como si hubieran sido diseñadas por un hábil arquitecto cuya intención era jugar con nuestra imaginación.
Se trata no solo de un museo natural, sino que también constituye una importante reserva forestal, una oportunidad estupenda para los amantes de los paseos en bicicleta o a caballo.


Las pozas de Xilitla

Existe en la sierra de San Luis Potosí uno de los jardines-casa más exuberantes y surrealistas de México. Un capricho que llegó a convertirse en la verdadera pasión de un excéntrico arquitecto inglés, Edward James. Un personaje enamorado de los arrebatos de la naturaleza mexicana.
Entre musgos y caídas de agua, se levantó una micrópolis conocida también como La Casa del Inglés, una singular combinación entre arquitectura precolombina y oriental. Cuentan que este caballero era nieto de Eduardo VII y que descubrió este enigmático lugar durante unas vacaciones; adquirió entonces 30 hectáreas de terreno potosino y durante más de 20 años se dedicó a hacer realidad sus sueños: “un santuario para que fuera habitado por mis ideas y mis quimeras…”
Un lugar seductor donde habitan escaleras que no llevan a ningún sitio, columnas huérfanas que no sostienen nada y antiguo hogar de animales salvajes. La estructura más espectacular es la Casa de los Peristilos, una construcción de 9 metros de altura que nunca pudo ser habitada por James.

Una joya de aquella arquitectura majestuosa y enigmática que hechiza a sus visitantes. 



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