Muchos son los que se quejan de la manipulación de los medios: que si Televisa esto, que si TV Azteca lo otro, pero a la vez comparten y difunden noticias falsas a diestra y siniestra, a veces por no tomarse la molestia de investigar y otras conscientemente para engañar.
Lo que no es tan comprensible es que medios y periodistas que se precian de ser serios y honestos, se presten a estas prácticas.
Carmen Aristegui, considerada por muchos como una las últimas periodistas valientes y veraces, se vale mucho de estas técnicas: hace preguntas y cuestionamientos; siembra ideas, pero al no formularlas como aseveraciones, queda exenta de responsabilidad cuando se demuestran falsas. Sin embargo, ya plantó una duda y los que suelen creerle ciegamente, toman sus planteamientos vagos como hechos.
Veamos algunos ejemplos
Para entender por qué esta nota busca sembrar la teoría de que el gobierno o alguna fuerza “busca” censurar un movimiento en Twitter, a través de “tumbar” el hashtag #Yamecanse, debemos primero entender cómo funcionan los algoritmos que determinan los TTs aquí y en todo el mundo:
Los trending topics se establecen en base a popularidad, la cual define Twitter como número de veces repetidas por distintos usuarios en un periodo corto de tiempo. Por eso Hashtags tan populares como #fail #unfollow #Onedirection #FF no son TT aun cuando decenas millones de usuarios los utilizan todos los días (o sólo los viernes como #FF). #Yamecanse fue tumbado de los 10 TTs principales simplemente porque aunque se usaba mucho, ya no era tanta gente distinta y en periodos cortos de tiempo.
Aquí no hay conspiración alguna, y una reportera que se jacta de ser objetiva y honesta, no hace investigaciones serias antes de sacar un artículo o algún comunicado, y y no pudo ni siquiera investigar cómo funciona el TT.
Siguiendo con la falta de investigación y de obtención de pruebas antes de publicar conspiraciones… No nos engañemos, en aras de desestabilizar, el sitio sacó un pequeña pregunta con foto sobre sus sospechas (claro sin investigación) de que la policía defendía a uno de los manifestantes violentos, por tanto era un infiltrado del gobierno desprestigiando el movimiento.
Pues resulta que no es cierto, no era un infiltrado siendo custodiado, era un reportero de criptograma mx quienes salieron y públicamente desmintieron la acusación (vaga) que hizo aristeguinoticias.com
Ésta aunque no se le puede culpar completamente a Aristegui, ya que el mismo entrevistado le estaba platicando, ella no dudó ni un segundo en comenzar a narrar la balacera falsa cual Orson Welles y jamás la vemos pidiendo que se corrobore la situación.
Y si la balacera hubiese sido verdad, lo menos indicado hubiera sido retener a su entrevistado al teléfono y narrar en vivo y a la par con Pioquinto los hechos como ocurrían. Un error más fue no haber averiguado sobre el estado mental y emocional de la persona que estaba a punto de entrevistar. Si vas a poner a alguien en el micrófono con un público tan amplio lo responsable es investigar a la persona que va a hablar, por lo menos asegurarse que no sufra esquizofrenia, síndrome post traumático o cualquier otro trastorno mental que ponga en duda la veracidad de sus palabras.
Esta nota de verdad confunde, se utiliza un título para engañar, valiéndose del conocimiento que la mayoría de la gente no se toma la molestia de leer los artículos. Si bien dentro de la nota se contesta “la pregunta”, al final llama la atención que el artículo hable sobre “fuentes que reportan que sí fue arresto”.
Entonces uno se pregunta ¿Sus fuentes entonces no son confiables? ¿Podemos confiar en sus fuentes para otras notas pero para esta no? En caso contrario, si sus fuentes son confiables ¿Por qué poner en entredicho lo que le reportaron? ¿Si ya sabía la verdad, porque el encabezado sugiriendo lo contrario? ¿La intención era entonces engañar, sembrar duda? Suena deshonesto.
( Tan vergonzoso estaba que ya lo borró)
Por último, tenemos el más grande de sus engaños. Una señora que se rasga las vestiduras quejándose de censura (no sé de cuál habla si ella lleva años diciendo lo que le viene en gana, con o sin pruebas, en contra de por lo menos dos gobiernos y no ha sido censurada) y de la falta de libertad de expresión.
Pero ¿Qué pasa cuando alguien dice algo en contra de ella?
Entonces la señora pide que se les censure Twitter (lo ha pedido tal cual), levanta falsos y acusa, utilizando su amplia y ruidosa clientela. Censura utilizando la opinión pública y desacredita a quién la ataca en vez de entablar un debate serio e intelectual. Tal como pasó con el caso de Salvador García Soto, si bien también el artículo del señor deja mucho que desear en cuanto a pruebas, la reacción de Carmen debió ser la de pedir evidencia y que él sustente lo que dijo, en vez de mostrarse culpable al ya llevar casi 3 días tratando de justificarse y a su investigación sobre la casa de las Lomas.
Por cierto, reportaje que falló en un detalle muy importante, hoy ya está claro que la casa es de Angélica y el público puede preguntarse lo que quiera sobre la procedencia del dinero y si Televisa pagó o no tal cantidad, pero no debemos olvidar que Carmen, en su investigación, llegó a la conclusión errónea totalmente de que la casa era de Peña Nieto, siendo que está a nombre de Angélica y están casados por bienes separados, así que ni siquiera se podría decir que la casa es del Matrimonio Peña-Rivera.
Conclusión
Esta periodista se esconde en duplicidades, en afirmaciones vagas, en soltar rumores pero de manera que ni siquiera tenga que retractarse cuando son comprobados falsos, y de hecho aunque no hayan sido vagos como el caso de las camionetas de Televisa, caso en el que jamás se disculpó públicamente por sus acusaciones sin fundamento.
Muchos la ven como la última periodista honesta pero en realidad juega tanto o más con la verdad que cualquier reportero que puedan nombrar, la deshonestidad es un tema de sí o no, o una persona es honesta o no lo es, pero si existieran grados, ella estaría hasta arriba con los peores.
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